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lunes, 19 de octubre de 2009

LOS MOTIVOS DEL ACUERDO CON EL FMI

Es sin duda destacable en este año la vuelta del Gobierno Argentino a la mesa de negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), de dónde, pese a los dichos del actual Ministro de Economía, Amado Boudou “nunca se fue”, sino que “lo que hizo fue pagar sus deudas”; se había apartado totalmente, rompiendo todo tipo de relaciones desde el año 2006.

Es necesario, entonces, analizar cuáles pueden haber sido los supuestos motivos que llevan a nuestros representantes al diálogo, de cara al 2010; especialmente si se tiene en cuenta que este mandato tiende a ser la continuidad del anterior, quienes se jactaron de echarlos.

A continuación, planteo tres supuestos escenarios factibles que motivarían al Gobierno argentino a reestablecer relaciones con esta institución de financiamiento. Cada uno varía en función de cuáles sean las expectativas de cada lector en relación a la misma información:

Perspectiva Económica Objetivo de la Negociación
- ¡Vamos para arriba! Exigencia del Club de París
- Seguimos el mismo rumbo… Incorporación al G-20
- ¡Nos ahogamos! Necesidad de nueva financiación
Cabe destacar que ninguno de estos tres puntos de vista intentan ser mutuamente excluyentes, pueden (y de hecho, lo hacen) coexistir.

¡Vamos para arriba!

El primer punto de vista que se evalúa es el que todos los argentinos queremos, un país que crece (según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos – INDEC, en el 2008 el PBI creció un 6.80% y en la primer mitad del 2009 un 0.60% pese a la crisis internacional); con una tasa de desempleo más que atractiva (apenas un 8.80% según el mismo Instituto) y con un lamentable, pero aceptable 13.90% de la población por debajo de la línea de pobreza.

Nos encontramos que podemos hacer frente a viejas deudas de manera de lograr encaminarse al lugar que Argentina supo ocupar en otras oportunidades en el mundo.
Es por todo esto que la Administración Nacional de Cristina Fernández de Kirchner pretende establecer un plan de pago con el Club de París, foro informal de acreedores oficiales y países deudores que coordina formas de pago y renegocia deudas y cancelar la correspondiente a los Holdouts, aquellos tenedores de los bonos que entraron en el default del 2001 (ambos grupos constituyen el total de los acreedores externos, luego de haberle cancelado la deuda al FMI).

El resto de la deuda, que no son valores menores, son de acreedores internos, por lo tanto, si bien Argentina no deja de ser un país endeudado (como son la mayoría) estaría completamente limpio respecto de los organismos internacionales.
El hecho es que, para poder refinanciar la deuda con el Club de París, se le está solicitando adoptar un plan que sugiera el FMI; condición que Boudou ya lo dejó claro: “si nos dicen que se necesita un programa del Fondo (Monetario Internacional), no hay chances. La Argentina no va a resignar su política económica”. Pero esto no quita que el país encaje nuevamente en este organismo y permita las misiones periódicas del mismo, pero con fines meramente “técnicos”.

Si nuestras condiciones son aceptadas, Argentina no le debería a ninguna entidad financiera internacional, logrando reducir el gasto público futuro y abriendo nuevamente las puertas de los mercados de capitales internacionales ya que mejorará la percepción de los inversores sobre el rumbo económico argentino. Y no solo en flujos financieros, sino también en inversión física.

Seguimos el mismo rumbo…

Quizás esta sea la alternativa de la que menos hay para decir. Pasadas las turbulencias de la famosa crisis internacional el Grupo de los 8 (o G-8) terminó por consolidar como foro de discusión de la Economía Mundial el G-20: el primero más once países recientemente industrializados de todas las regiones del mundo, y la Unión Europea como bloque.

Estos países son: Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia (miembros del G-8) y la Unión Europea, como bloque económico y Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, China, India, Indonesia, México, República de Corea (del Sur), Sudáfrica y Turquía.

Es un foro de cooperación y consultas entre los países en temas relacionados con el sistema financiero internacional. El objetivo principal es estudiar, revisar y promover discusiones sobre temas relacionados con los países industrializados y las economías emergentes de forma de mantener la estabilidad financiera internacional, y encargarse de temas que estén más allá del ámbito de acción de otras organizaciones de menor jerarquía.

Según las palabras de nuestro Ministro de Economía, ahora existirá “un nuevo FMI” porque la crisis internacional habría puesto un punto final al “paradigma del libre mercado”, generando un Nuevo Orden Mundial bajo la “impronta” del Grupo de los 20; mejorando el sistema de cooperación entre los países afectados por la crisis global.
Nuestra Presidente, en el marco del G-20 se comprometió a acatar nuevamente el artículo IV del Convenio Constitutivo del FMI. La idea es volver a permitir misiones del Fondo Monetario Internacional a la Argentina no para aceptar las viejas recetas del organismo sino para establecer una “relación técnica” de manera de ir en coordinación con el resto de los países de este grupo para seguir propiciando el crecimiento económico.

¡Nos ahogamos!

Existe, por supuesto, un escenario no muy prometedor para nuestro país que tiene tanto fundamento como cualquiera de los dos anteriores.

Esta gestión mantiene un constante déficit presupuestario originado por el alto gasto público, al punto de haber agotado el financiamiento interno; tomando fondos de entidades nacionales como el Banco Central de la República Argentina (BCRA) y la Administradora Nacional de la Seguridad Social (ANSES), al límite de lo legal según la Ley de Presupuesto 2009, aunque no figuren como acreedores de la administración nacional porque, en realidad, financian a través de la compra de bonos que ésta emite. Por otro lado, el otro financista de Argentina, el Presidente venezolano, Hugo Chávez también ha dejado de comprar nuestros bonos; ahora tiene sus propios problemas, el petróleo ya no es lo que supo ser el año pasado.

Por todo esto, se vuelve imperioso un nuevo giro en las políticas internacionales, puntualmente con aquellas que puedan redundar en ingresos de fondos ya que, si bien la información no es del todo clara porque el INDEC es una institución poco fiable, se necesitan para poder mantentener la supuesta inmune economía nacional. Esto implicará una reintegración al FMI, asumiendo el costo político que implica, pero manteniendo viva la caja. De hecho, el mismo Ministro de Economía ya dejó abierta una puerta a esta alternativa, cuando, al salir de la reunión con el director gerente del Fondo, Dominique Strauss-Kahn aseguró que “…el acceso al crédito potenciará las posibilidades de crecimiento económico.”.

A modo de conclusión

No es mi intención, con éste artículo, marcar una postura respecto a esta decisión, ni intentar orientar la idea que el lector tenga o esté formando respecto del tema, sino de presentar las distintas posibilidades que se pueden encontrar de esta decisión.
Sí considero de suma importancia destacar lo positivo de volver a estar de cara al mundo y poder participar, como país, en las “arenas” de los mercados internacionales. Sería conveniente que nuestro Gobierno sepa darle a la Argentina el lugar que merece en el mundo.

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